De paseo por Gualeguaychú,
Entre Ríos, recorrimos la costanera, con mucha gente disfrutando del buen
tiempo, conocimos un lugar donde pasamos un momento increíble. Sí, buscando un
sitio donde comer algo y refrescar la garganta, por la calle empedrada paralela
(Alem y 3 de Caballería) a la costanera encontramos a unos músicos tocando en
la vereda. Enseguida dijimos, éste es el lugar. Se llama “El Águila”.
La gente estaba
prendida, atenta y seguía con emoción los acordes de un hombre que dijo ser
marrón y no negro, varias veces, emulando la letra de una conocida canción
brasilera. Con su acento y su gran energía mantenía a su público cautivo y
disfrutando de una velada maravillosa. Nos sumamos al grupo y pronto estuvimos
acompañando, humildemente, siguiendo las melodías, con unos golpes sobre la
mesa, algo torpes, pero siguiendo la línea sugerida por el artista y sus
acompañantes. Interpretaban bosa, temas clásicos de la música brasilera contemporánea
y otros temas menos conocidos pero sentidos por sus intérpretes. Un oriental,
de oficio traductor acompañaba en el bajo, los acordes en guitarra del auto denominado
“marrón, bombón”. También estaban allí otros músicos que ejecutaban
instrumentos varios, haciendo los solos necesarios para brillar y hacer del
repertorio un tiempo inacabable. Cada persona que ejecutó un instrumento o
bailó y aplaudió cada pirueta o solo de los artistas, hizo del momento, uno
inolvidable.
Todo el mundo
disfrutó y nosotros nos sentimos como en casa, en ese edificio, en esa vereda,
atendido por gente muy agradable. Cuando nos despedíamos recordamos que no
teníamos la cámara para registrar imágenes de lo que conocimos casi al terminar
la velada, el interior del local estaba lleno de historia, de objetos que
contaban, sin necesidad de más, mil historias. Pero Jorge Baleardi, excelente
anfitrión, nos fue relatando pequeñas anécdotas que acompañamos con un café
antes de despedirnos muy tarde en la madrugada.
Interesante es visitar “El Águila” si estás por Gualeguaychú.
Unas pocas imágenes que dejo más abajo reflejan algo de un lugar con historia,
decorado con gusto, que fue –según Jorge- en el pasado, un viejo almacén
visitado por la gente del puerto.
También sería bueno agradecer a Marcelo, el uruguayo, que regentea con su familia el Macaripana información adecuada así como excelente atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimado navegante:
Gracias por tu visita y comentario. Si te gustó lo que encontraste, puedes compartirlo.
Atte. Pedro Buda