Noche
de luna llena
̶Shisss
-dijo Don Diego.
̶Bueno,
bueno –respondimos nosotros, los buscadores de aventuras en noches de luna
llena.
El cielo se fue tornando cada vez más
oscuro, los sonidos invadían la escena. Los matices de rojo y amarillo dejaron
paso al monótono negro. Sólo unas luciérnagas invadían, en esa espesura, los
pastos cortos del parque, del campo -otrora verde claro, con matices de verde
inglés y azul verdoso.
Se imponía en el firmamento, poco a poco,
con mayor fuerza, sin nada que la detenga, la luna llena. Como una mujer
seductora, como una gran dama que sonríe y deslumbra, al tiempo que deja
escurrir su daga en tu vientre, la luna, estaba allí, imponente.
Observamos el nido del tero, a la pareja que
con reclamos en forma de graznidos, chillidos nerviosos, movimientos
amenazantes de sus alas, corridas y picotones, nos decía: “este territorio es
nuestro hogar; nuestra prole descansa y no son bienvenidos los curiosos
nocturnos”.
Dejamos atrás la noche y nos metimos de
lleno sobre las brasas del parrillero, en derredor de la mesa compartimos
cuentos de boliche, anécdotas de vidas pasadas, viejos recuerdos que repetimos
en noches de luna llena, justo antes de…
Entre cuentos y anécdotas de un tiempo
imposible dejamos pasar el tiempo que, sin darnos cuenta, llegó a su justo
medio, principio del fin.
Doce de la noche… Noche de luna llena.
Sin premeditación, sin saber cómo, el hombre
que en su interior tenía al lobo, se convirtió en el animal de piel rojiza.
Aulló… aulló… ante la luna azul, ante la gris y ante la blanca, la misma luna
en sus distintas fases, con distintas fauces en noche de luna llena. Blandió el
vil metal y lo dejó desaparecer tras la pálida materia del ser… mas nada pasó.
El atacado, sonriente pronunció el hechizo,
la conjugación del viejo verbo, la palabra. El signo pronunciado fue… el acto declarativo
se escuchó: “te declaro inocuo”
̶Shisss
dijo Don Diego…
̶Pata
de cabra –se animó a articular Juan. Los otros… ni mu. Calladitos sorbieron
hasta la última gota de aire. Se cortó la noche.
La luna llena llevó sus pasos hasta el
amanecer.
Pedro Buda 2012
Buenas,
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