lunes, 27 de enero de 2020

Viaje inconcluso



Hace un tiempo atrás, apenas a fines de 2019 me plantearon hacer un viaje. El destino era un lugar al que soñé llegar hace algunos años atrás. Todo parecía ir bien. Los preparativos, los detalles y hasta el viaje; pero entre el mal de altura y las vueltas de la vida, ese viaje quedó sin concluirse. A pocos días de iniciada la aventura, abortamos la misión. Y quizás haya mil maneras de entender o explicar, pero nada me convence. Sin embargo, la vida es así. De hecho hay un dicho que lo expresa claro: "El hombre propone y Dios dispone".  En fin. Me acostumbre, de tanto proponerme cosas que después no salieron, a que entre los sueños y la realidad que sucede hay un trecho. A veces, tanto deseo, tanta polenta no conlleva a un destino soñado, sino a algo diferente. Que puede ser peor, mejor y hasta extraordinario. De hecho, muchas de mis huellas se fueron dando en esas encrucijadas de los caminos, entre esos sueños y esas realidades en que se iban transformando. 
       Hoy dejo estas huellas porque es parte de la aventura de vivir. De mis más grandes desventuras surgieron textos de los que estoy orgulloso. Así que... sean los textos que deban ser. De hecho. Producto de este viaje surgieron hasta el presente, 27 de enero de 2020, unos tres cuentos. Por ende, no hay nada que no pueda utilizarse para crear el próximo texto. Mi vida es eso: escribir. Aunque ese escribir no me reporte "DINERO". Lo digo porque demasiada gente asocia a la felicidad con el tener dinero, al logro de  dinero con el estar o sentirse bien, en fin, son posturas. No es la mía. 
      La vida tiene esas cosas, es un camino en el cual vamos aprendiendo, vamos construyendo, vamos armando nuestro propio mapa, paso a paso. De nada estamos seguros, pero si vivimos a pleno, cada paso, cada día, valdrá la pena llegar al último paso de nuestras vidas. Vivir plenamente todos los días es la manera. 
       Me han llamado testarudo, orgulloso, y qué se yo, pero lucho cada día por lo que creo. Trato de ser consecuente con mis ideas, con mis pensamientos. Pero somos humanos, y como tales contradictorios, pero cuidado, es mejor seguir ciertos ideales, ciertas premisas a no tener rumbo, a no tener norte, a no creer en uno mismo. Mis publicaciones, mis libros, cada uno de los cuentos publicados y de los no publicados, es un sueño, es un producto, es una tarea, es un poco de esfuerzo en pos de lo mismo, expresar, mostrar eso que veo, siento, observo en mi mundo circundante, pues cada ficción se nutre, sin lugar a dudas, de los paisajes que me rodean. Y esas cosas tienen valor para mi. Cada cual hace su camino. Está el ingeniero, el albañil, el comerciante, el militar, el mendigo. Todos venimos a construir nuestros caminos, cada cual a su manera. No todo puede medirse por el dinero. La vida puede durar un instante, o casi una eternidad, pero creo, firmemente creo, que cada vida deja su huella en este mundo. El viaje puede estar inconcluso; pero cada paso que damos nos lleva a aprender algo más, conocer algo más, conocerse un poco más, compartir un poco más. 
       El dinero ayuda, claro que sí, porque de hecho, la mujer que hoy pedía dinero para comprar pan o leche en la esquina, lo precisa para sostener su organismo con vida. Todos precisamos la moneda para sustentarnos. Pero no puede ser lo más importante, ni lo único importante. Todo dinero sirve, es claro, pero sin motivaciones de toda clase, el dinero se vuelve vacío. Los logros materiales se vuelven vacíos de contenido. Dejan de ser importantes. 
      El sueño de muchos es tener mucho metal, muchas monedas, y van en pos del mismo, en el camino olvidan compartir con sus seres queridos, olvidan agradecer, olvidan sentarse y conversar, olvidan el hacerse tiempo para vivir. 
       Quizás, y sólo digo quizás, este camino inconcluso, es un camino para aprender algo, para disfrutar de algo, más allá de lo vivido, creo que hay cosas que aún no logro ver, pero que sé, irán surgiendo con el paso cierto del tiempo. Pero lo vivido fue intenso, vibrante, pleno de aventura, gratificante aunque cansador. 
           Parte de lo interesante fue el conjunto de notas que tomé mientras viajamos, las imágenes que registré, los momentos que compartí con la gente del grupo de viaje, con mi hermana. Fue un compartir con mi hermana como nunca antes lo había hecho. Eso en sí mismo fue muy bello, muy gratificante y placentero. Nunca antes habíamos tenido la oportunidad de compartir tanto. Hubo mucho que aprendimos, que compartimos, que decidimos. Y eso me resulta, por demás interesante. 
          Pregunto, entonces, cómo sé que el viaje fue inconcluso, quizás llegamos al destino que teníamos que llegar, no al que nos propusimos. 
              Finalmente, sin más vueltas, me despido estimados cybernautas, diciendo que entre tantas vueltas antes del viaje y ahora que terminó, en mi cabeza está presente Nestor García Canclini, en sus textos sobre hibridación, mensajes, culturas híbridas. Creo que profundizar mi lectura de los textos del autor me llevará a desentramar este camino que recorrí y recorro, donde vi culturas conviviendo, compartiendo el mismo espacio sociocultural, dando, creo yo, significados distintos, o similares a las experiencias cotidianas. Como lo que pude, apenas de reojo, notar al ingresar a un templo en la  ciudad de La Paz. 

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