Imágenes capturadas en el andar por estas tierras "al sur del sur" (como dice el cantautor uruguayo J. Drexler)
Este
5 de febrero de 2021 se cumplen 30 años de mi llegada a este país
llamado Uruguay, río de los pájaros o río de los caracoles. Y no
es poca cosa para mi. Representa más de la mitad de mi vida viviendo
en este suelo, que supo recibirme.
Con
estas palabras, con este texto sobre la página en blanco quiero
rendir homenaje a quienes me recibieron y a quienes me brindaron su
apoyo en este tiempo.
Mis
familiares, mis tíos y mi primo, y luego a esa gente que me dio un
trabajo, apoyo incondicional, un consejo, una mano siempre. Mis tíos
ya no están en este suelo, pero habitan en mis recuerdos, en mi
memoria, en cada día. Y siempre les estaré agradecido por brindarme
su apoyo, sus palabras, su generosidad. A mi primo, que siempre
estuvo ahí, mi reconocimiento especial, a su modo, con su palabra
justa, siempre estuvo en todos estos años. Gracias.
No
fue fácil empezar a caminar en nuevas tierras, pero encontré gente
a la que me sumé en su andar y juntos fuimos dejando huellas en el
camino que fue surgiendo con el tiempo. Y hay muchas personas a
quienes debería nombrar, pero no hace falta, porque sé que conocen
mi agradecimiento. Sin embargo, vale recordar algunas cosas.
En
ese caminar por tierras uruguayas encontré a quien me mostrara sus
paisajes, a quien me hiciera, de un modo u otro, hacerme sentir parte
de ella. No sólo sus paisajes, sino su gente fui conociendo de la
mano de estas personas generosas. Y fui creciendo, y en el paso de
los años se sumaron historias, vivencias, fuertes lazos que
perdurran en el tiempo. Algunas personas no están hoy, es cierto,
pero representan parte de mi vida. Algunas estuvieron ahí, a mi
lado, cuando los necesité, o cuando era tiempo de compartir
alegrías, como cuando me casé con quien es la madre de mi hija, o
cuando nació esta hija de estas tierras uruguayas. Otros forman
parte de mi vida en tiempos de estudios universitarios, compañeros,
amigos, gente con quien crecimos en las aulas, en los debates, en las
charlas infinitas, en la producción de trabajos de grado… Cuántas
anécdotas que siempre recuerdo. Y hay con quien salí a recorrer el
país con cámara en mano para retener sus senderos, sus serranías,
arroyos y caminitos de balastro o de tierra. Con quienes rescaté las
voces, los recuerdos para incluirlos en cuentos, que hoy vuelan
libres por la red.
Hubo
y hay gente que conocí en las aulas de los primeros estudios que
realicé, y que por cierto, aún están aquí, a mi lado, de un modo
u otro. Los recuerdo con gran afecto.
Y
están esas personas que conocí en las charlas, en las rutinas del
día a día, con quienes caminé escuchando sus vivencias, sus
historias, sus consejos. Muchas no están hoy, pero forman parte de
mi vida, y lo que sembraron en mí, aquí está creciendo. También
hoy quiero recordarlas, y agradecerles. Compartimos un mate, un té,
unas galletitas o helado hecho en casa, esas cosas que no se olvidan,
como sus historias, que en tardes interminables con un té de por
medio, supieron narrar.
Muchas
otras personas han estado a mi lado en el camino recorrido hasta
aquí, son muchas, muchas y por eso creo, necesito, agradecerles, sin
nombrarlos, pero sí, recordarlos, están en mí, en cada paso dado.
Vivir
no es fácil, no lo es. Vivir en la propia tierra no es tarea fácil,
pero hacerlo en otras tierras, donde todo se debe recomenzar, es una
tarea aún más compleja, o no. ¿Quién sabe? Pero vale recorrer,
animarse, darse la oportunidad. Hoy, conozco a nuevas personas, ellas
han trillado ese camino que antes hice yo, y viven, más o menos, las
mismas cuestiones que me tocaron a mí, en eso de aprender el ritmo
propio, de este pueblo, de esta tierra, de esta ciudad puerto, de
este país con sierras y mar, de cerros chatos y lagunas.
Y
aunque no los mencionaré por sus nombres, también a mis padres, a
mi hermana, que aunque los traigo al final, no son menos importante,
porque fueron mi apoyo, mi sostén en tantos años. Mi brindaron la
libertad de elegir, de hacer, de seguir mi destino, de hacer mi
camino. Mi más profundo agradecimiento por creer en mí. Creo eso es
lo que uno puede brindar a sus hijos, el apoyo, el creer en ellos,
porque si sigues tus sueños, tus proyectos, seguramente, llegarás a
buen puerto.