miércoles, 14 de septiembre de 2022

El asunto del poder

 

Un joven adulto, me dijo hoy: “Tú sí que tienes el poder. Más que Pedro… -refiriéndose a San Pedro, a quién Jesús de Nazaret le entregó las llaves del Reino. Y así me quedé pensando en el asunto del «poder».


Hace años, alguien me preguntó: ¿Qué haces cuando te sientes mal, cuando sientes que no puedes más…? -palabras más, palabras menos, dijo eso. Y mi respuesta – tras pensar un momento fue: “Recordar la primera - y las otras veces – que en el camino de peregrinación a la basílica de la Virgen de Itatí - Corrientes, Argentina - me tropecé, me detuve, y sentí que desfallecía, que casi no podía más… Y, sin embargo, me sobrepuse, me fijé una meta corta – el siguiente hito en la ruta de camino al poblado de destino, y, luego pensé en una meta mayor: “llegar”. Y también, recordar que llegué. Y llegué varias veces, no una, sino varias veces más. Siempre cansado, siempre dolorido, pero sabiendo que hubo una primera vez que descubrí que podía, que era posible llegar. Fue importante darme cuenta que se podía lograr mucho más de lo que imaginaba.

La vida también me enseñó que no todas las metas se logran, pero sí, que es posible intentar y rescatar lo enriquecedor, lo que se puede aprender del camino. Cada trayecto del camino enseña.



Cuando pienso en este asunto del «poder» creo que es un importante ejemplo de poder, ese que te lleva a -, a dar lo mejor de ti, a descubrir esa gran fuerza interior y que, de no ser por una situación adversa o compleja, más o menos difícil, no lograríamos visualizar en su justa dimensión.

Recuerdo, sí, recuerdo una situación adversa. Había estado varios días en coma inducido, con complejas dolencias que estaban atenuadas, solapadas, en su expresión mínima, por efecto de la potente medicación: calmantes para el dolor. Días después de despertar, tenía escaso tono muscular por efecto de los días de postración en la cama. Y debía recuperar ese tono. Había que intentar caminar. Sí… Pero antes había que lograr sentarse, luego estar de pie, y finalmente, dar el paso. A esto le llamé: mi caminata lunar. Días después de los primeros intentos, caminaba por el pasillo y apareció el médico que se hizo cargo de mi recuperación, no el que estaba asignado, sino el que se involucró con su paciente, el que tomó las riendas y luchó por la recuperación del paciente. Me preguntó: “¿Estás caminando? ¡Bien!” Y le respondí: “¿Es lo que hay que hacer no? Levantarse y seguir”.

Esto que comenté antes, estos casos tomados de la vida, simple, de cualquiera, son - creo – la verdadera cuestión. En eso consiste el asunto del poder, ese es el verdadero poder. Ligado esto a la creencia que tengas, a la filosofía que adhieras.

       Pedro Buda 

2022

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Atte. Pedro Buda

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