Estábamos
pescando en las orillas de la bahía, en la zona oeste, a los pies del cerro. El
viento era suave y dejaba una suerte de murmullo al pasar entre las columnas
del muelle.
Unas cuantas gaviotas y biguás −quizás
un poco más de un medio centenar− parecían tomar el sol, apacibles, sobre unas
desvencijadas estructuras de un antiguo muelle cercano. Los hierros, retorcidos
y oxidados, mostraban el paso del tiempo en el nivel de deterioro que
presentaban. También los restos de hormigón que faltaban por secciones, dan esa
imagen de discontinuidad al antiguo muelle.
De pronto el pique comenzó a mejorar.
Junto a mi esposa Juana y a una pareja de amigos disfrutaba de la tarde. Nuestros
amigos, Matías y Sandra, contaron sobre algo que nos dejó intrigados.
Conocieron, en la zona, a un marino retirado, un cabo dado de baja, que les
contó sobre un túnel que empezó a construirse en plena época de la Guerra Fría.
El aire fresco invitó a degustar unos
tragos de licor casero que teníamos en una bolsita de cuero, acompañarlo con bizcochos y el infaltable mate amargo
Juana estaba capturando imágenes, más
que peces, aprovechando una potente lente que le habían prestado. Es verdad que
poco le atrae la pesca, aunque siempre disfruta de estar al aire libre.
Descansa, observa y después esas imágenes que registra las lleva al lienzo en
momentos tranquilos. Sandra, en cambio, es periodista y tiene varios años
encima. Trabajó en varios medios del
interior del país. Su curiosidad innata se amplifica por su formación como
comunicadora. Su esposo suele decirle que no investigue tanto, que no
profundice. Sin embargo, ella hace caso omiso de sus pedidos.
Sandra, como de costumbre, tomó la
palabra e inició el relato del túnel que estaba allí, algunos cientos de metros
adelante nuestro.
̶ Les digo que hay un túnel allí. No sé
dónde exactamente, pero se construyó en
plena época de la Guerra Fría –dijo Sandra.
̶ ¿Un túnel? ¿Y para qué hacer un túnel
si con una lancha trasladas todo lo que quieras? –Le propuse, al tiempo que
recogía entusiasmado con el reel alguna pieza que creía había en el otro
extremo del hilo.
̶ Eso si te importa o no que alguien vea
lo que trasladas y cuando lo haces, etc. , etc. ¿Pero... qué si no quieres que
nadie sepa lo que estás haciendo, y que eso suceda en las narices de todos?
–Preguntó con una sonrisa Sandra.
̶ Vos y tu creencia de que siempre hay
cosas ocultas. Aunque, para ser sincero, tantas veces la labor de ustedes los
periodistas lleva a conocer lo que no nos quieren decir los gobernantes a la
gente de a pie. Justamente por eso te quiero y te respeto negra −Le dijo, con
su típica voz ronca de fumador, Matías.
̶ Mirá, la cosa del túnel me lo contó un
tipo, un marino retirado, aseguró Sandra.
̶ ¿Y qué fue lo que te contó el hombre?
–pregunté, a esa altura, con algo más de entusiasmo, tras guardar la presa
capturada y encarnar de nuevo.
̶ Pues... como les dije, en pleno
contexto de la Guerra Fría, los verdes construyeron un túnel desde sus
instalaciones a la isla. El objetivo era instalar allí lanzas cohetes. Y eso no
podía estar a la vista de todo el mundo, claro. El tipo contó que habían traído
una máquina excavadora, que trabajaba bajo el lecho del río. Se colocaban caños
de un diámetro adecuado, que tenía una superficie plana. Es decir, no era un
cilindro completo, sino que tenía una superficie plana que iba hacia abajo y lo
convexo hacia arriba, dejando un espacio interior plano en la base.
̶ ¡Qué loco! Parece un disparate. ¿Quién
haría semejante trabajo sin un sentido muy claro? No lo creo, no –comentó
Matías.
̶ Bueno, yo que sé. Pero lo empecé a
investigar –aclaró Sandra. Parece que la idea era, sobre esa superficie,
colocar rieles para transportar cosas en unas chatas muy pequeñas. Como para
colocar una suerte de zorra diminuta en el cual transportar incluso hombres
acostados, que así serían trasladaos de un punto al otro. Mientras en la
superficie se mostraría alguna lancha que otra sin mucha actividad. Todo lo
importante estaría bajo la bóveda del tinglado que aún vemos hoy, pero, en
realidad bajo la superficie, por debajo del nivel del mar.
̶ Estaban enfermos –dije. Un gasto
enorme... Pero interesante saber si es cierto ¿no?
̶ ¿Te parece? Si dicen que no se puede
construir un túnel para subtes, no creo que construyan un túnel para eso
–intervino Juana que estaba por fuera de la conversación aparentemente, pero,
en realidad, estaba siguiendo el hilo de la misma. No sé lo que ustedes pueden
llegar a ver, pero con estas imágenes que acabo de obtener se puede apreciar
que era posible armar algo bajo esa inmensa estructura. Pero no creo que hayan
edificado nada.
Sandra continuó el relato brindando
detalles de la construcción. Pero recién al final aclaró que el hombre que les
había relatado todo eso, lo hizo en medio de una reunión, durante la cual
estaba bastante alcoholizado, como era costumbre desde hacía un tiempo a esta
parte de su vida. Lo habían dado de baja por esa misma causa más un expediente
de demencia a causa de lo mismo y nunca más había conseguido un trabajo fijo.
Sin embargo, él aseguraba tener conocimiento de la construcción.
Cuando empezaba a caer el sol, mirábamos
hacia el oeste para disfrutar el final de la tarde. La misma imagen alargada
del sol sobre la superficie del agua semejaba un túnel cuyo final se hundía
lentamente bajo el agua.
Pedro Buda
2015
Un túnel bajo el agua -
CC by -
Walter Hugo Rotela González
*Este cuento forma parte del libro Serie Túneles
**Puedes visitar mi página en Bubok Argentina para conocer otros libros.
Un túnel bajo el agua -
CC by -
Walter Hugo Rotela González
*Este cuento forma parte del libro Serie Túneles
**Puedes visitar mi página en Bubok Argentina para conocer otros libros.
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