"Llegó tu hora"... es lo que
Prudencio escuchó y no logró entender. Miró con extrañeza a la máquina de
control de entradas y salidas del personal. Habitualmente, tras dejar la
impresión digital, o más bien, tras el reconocimiento de la huella digital al
comienzo del turno laboral, o al término del mismo, tras apoyar la yema del
dedo sobre la pantallita, la máquina emitía un sonido pregrabado con la
expresión: "Gracias".
El día 17, a las 17 horas, cuando
finalizó su turno, Prudencio se acercó a la máquina, como de costumbre. Apoyó
el pulgar y le sorprendió lo que escuchó. "Llegó tu hora". No lo
creyó. Se alejó 17 pasos, más o menos, y se desplomó, cual presa que cae
fulminante ante la bala del cazador.
Pedro Buda
2015
*Gracias Yanvira por brindarme inspiración, letra, o como quieras llamarlo.
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Atte. Pedro Buda